lunes, 4 de enero de 2010

HOMENAJE A ALFREDO SILVA ESTRADA


Antes de partir

Un minuto de palabras por Alfredo Silva Estrada


Premio Nacional de Literatura (Venezuela, 1997) y Gran Premio Internacional de Poesía que otorga la Bienal de Lieja (Bélgica) en 2001, se apaga una de las fundamentales voces poéticas de América Latina, Alfredo Silva Estrada (Caracas 1933 - 2009)


Sus primeras notas llegaron a nosotros cuando la aventura de Común Presencia desplegaba sus sueños de papel. Silva Estrada fue el vaso comunicante que tejió grandes puentes invisibles, abriendo las puertas de la fraternidad y de los amigos que luego se constituirían en colaboradores permanentes de aquella aventura esencialista. Por él fue posible el encuentro y conocimiento de imprescindibles poetas a lo largo del mundo: Roberto Juarroz, Fernand Verhesen, Andrée Chedid, Philippe Jaccotett, Jacques Dupin, Olga Orozco, Roger Munier, Andrée Miguel, Enrique Molina… Su incansable vocación de traductor fue compartida en innumerables ocasiones en las páginas de la revista Común Presencia. Luego vino el encuentro personal, las conversaciones poéticas, las tertulias bajo los amaneceres de Caracas y después un homenaje en el Festival de San Diego, Cesar, cuando con un numeroso grupo de escritores venezolanos y junto con su compañera de toda la vida, la bailarina Sonia Sanoja, aceptó nuestra invitación a Colombia y vino para leer sus poemas en las soleadas tardes del Valle de Upar.

Representante de una casta de míticos exploradores del lenguaje, Alfredo nos ha dejado una vasta obra literaria, pero también y junto a ella, la férrea voluntad de los hacedores de la vida, a través de la transparencia de la amistad.

Autor de: Cercos (1954); Del traspaso (1962), Integraciones. De la unidad en fuga (1962), Literales (1963), Lo nunca proyectado (1963), Transverbales I (1967), Acercamientos (1969), Transverbales II y Transverbales III (1972 Los moradores (1975) Los quintetos del círculo (1978), Contra el espacio hostil (1979), Dedicación y ofrendas (1986) y el ensayo La palabra transmutada (1989).

Su existencia, marcada por una búsqueda permanente de los signos a través de la palabra poética, llegó a su fin el pasado 14 de octubre, tras una larga batalla contra el cáncer que lo tuvo postrado durante los últimos cuatro años de vida.

Amparo Osorio

El morbo del desgaste humano en Silva Estrada

Cristóbal Camejo

Alfredo Silva Estrada es uno de los poetas venezolanos de mayor fundamento y madurez poética que ha dado la poesía contemporánea y actual en Venezuela. Su conocimiento y experimentación de la poesía moderna francesa le ha permitido desarrollar niveles de escritura avanzados que han posibilitado una profunda deconstrucción y relectura de la perspectiva post existencialista y enteramente simbólica de nuestra realidad. Es evidente que hay gran discusión por la ausencia, por ejemplo, de criollismo o tradicionalismo venezolano en la poética de Silva Estrada, pero, como poeta de lo universal, tal cual como un Baudelaire y un Mallarmé, su espíritu poético se inclinó fue al placer y al morbo de la Totalidad y de la Nada, representaciones que quizás, o es así claramente, no lo hacen, ni es poeta popular venezolano.

Ahora bien, específicamente en la obra poética de Silva Estrada, junto al juego lingüístico y simbólico que el poeta extrema en la metáfora más satírica o más espiritual posible, que para dar su presentación en el presente artículo lo podemos conseguir o citar rápidamente en poemas y versos como: De la casa arraigada (1952- 1953) Reconstrucción: Extensión circundada / sin salidas de ríos. / ¿Permanece aún el eco? ó Del traspaso (1961- 1962) Sin nombre y con la sed del nombre: Se absorbe la ausencia del día sucesivo. / Voces, voluntades vendrán / y no seremos más que esta señal anónima / en el acoso y la serenidad del nombre. También, pues, junto a esto, podemos hallar y defender, en su poética, la temática con que intitulamos el presente comunicado, es decir, la metáfora del morbo del desgaste del ser humano. Pero ¿por qué usar el término morbo aquí?. Cuando empleamos el término morbo es desde la línea crítica del filósofo francés Foucault, el cual al referirse a dicho término es para indicar, en el arte, el juego y placer que el artista expresa al fusionar o experimentar los límites de la moralidad o de nuestra existencia en su obra, considerándolos como elemento facticios o de placer o morbo artísticos más que desde una concepción dogmática o desde el tabú, ejemplos son: la enfermedad, la vida, la muerte, la locura, la esperanza, la desesperanza, entre otros. En el caso de la poética de Silva Estrada tal morbosidad está presente en casi toda su obra. Poemas como: en una libertad sin vez primera, del poemario Del traspaso (1961- 1962) sólo al inicio de la primera estrofa ya nos presenta tal juego: Atornillamos los engranajes ya repetidos / y el repetido engranaje ya innecesario… En la segunda estrofa, ahora desde la síntesis del oxímoron (figura retórica especial en sus poemas), continúa tal experimentación: una ausencia nos dicta, nos somete. Ya a partir de aquí es necesario detallar la caracterización con que se expresan muchos poemas de Silva Estrada, y esta es su esencialidad en la brevedad del poema, no obstante, esta misma brevedad verbal es articulada, oximorónica por excelencia, con la infinita correspondencia (Baudelaire) entre la otredad y el Ser, en sí lo que el mismo Heidegger formularía como el Dasein. Y como nada ocurre por casualidad, no es extraño que el poema consume su significación con una estrofa absolutamente existencialista y demoledora de toda luz sobre ésta: Y sólo entonces somos libres / en la aventura del engranaje innecesario. Tales estrofas sólo indican, al menos desde la perspectiva que manejamos aquí, el morbo en el juego de dualidades, contraposiciones existenciales- morales como Libertad y Esclavitud, lo que hace que este mismo poema sea una realización y concretación de la gradualidad erótica, placentera en el experimento de las otredades visibles o sensibles y las otredades dadas en el Ser - ahí o Dasein.

Así como el poemario Del traspaso (1961- 1962) toda su obra poética: De la casa arraigada, Cercos, Integraciones, De la unidad en fuga, Literales, Acercamientos, Los quintetos del círculo y De bichos exaltado está fuertemente construida desde este mismo juego aquí tratado: el placer de la articulación, de la relación, del morbo foucaultiano entre los extremos de la existencia, entre la consumación del dogma, el tabú, por la lúdica de la sátira, en sí, por el morbo placer del oxímoron mismo.