lunes, 4 de julio de 2011

La visión Femenina en la fotografía

EL Ojo del Animus: Una mirada fotográfica Femenina.
                                                                                    Por: Alfonso Solano

“Una fotografía es un secreto sobre un secreto, cuanto más te dice, menos sabes”
                                                                                   Diane Arbus.
                                                                   
   


En la historia de nuestras civilizaciones modernas, cada momento histórico presencia el nacimiento de unos singulares modos de expresión artística que se corresponden, desde luego, con el gusto y las maneras de pensamiento de una época. Y en el seno de la estructura social con todas sus complejidades y abordajes de estilo “toda variación influye sobre las modalidades de la expresión artística del momento” como nos dice la investigadora de arte de origen francés Gisèle Freund. En la vida contemporánea, la fotografía ha ejercido una influencia capital. No es necesario detenernos aquí en los alcances que esta invención ha tenido sobre la vida moderna; basta con mirar a nuestro alrededor para comprobar, no sin asombro, que las imágenes fotográficas nos acechan en cada rincón y que en nuestro estilo de vida, forman parte de la cotidianidad. La fotografía se ha vuelto indispensable, tanto para la ciencia en los avances tecnológicos como en el arte de nuestro tiempo. Es allí donde reside su importancia política, como nos advierte, de nuevo, Gisèle Freund: “La fotografía es el típico medio de expresión de una sociedad establecida sobre la civilización tecnológica, consciente de los objetivos que se asigna, de mentalidad racionalista y basada en una jerarquía de profesiones” (Gisèle Freund. La fotografía como Documento Social, Gustavo Gili editores S.A., 1976 p.8) Luego, mas adelante acota con puntualidad “Se ha vuelto para dicha sociedad un instrumento de primer orden, por su poder para reproducir exactamente la realidad externa” (p.8). Es por esta razón que la fotografía, mas que cualquier otro medio, posee el poder para expresar-a través de sus códigos de retórica visual- “los deseos y las necesidades de las capas sociales dominantes y de interpretar, a su manera, los acontecimientos de la vida social.”(p.9)
Es precisamente este tópico de lo social lo que han abordado y registrado, una serie de fotógrafas norteamericanas e inglesas de mediados  del siglo XIX y comienzos del XX, las cuales han pasado a la posteridad como verdaderas “documentalistas sociales”.

El Retrato Íntimo

Una de las primeras cronistas fotográficas de la historia fue la Inglesa Julia Margaret Cameron (1815-1879). En la Inglaterra victoriana, las paredes de los hogares de la alta sociedad contenían retratos clásicos de personajes célebres que lucían prendas elegantes y posaban con una actitud flemática y sobria. Julia Margaret Cameron, sin embargo, inició una serie de retratos íntimos que rompía con los estándares establecidos en su época. Ella se acercó de una manera más directa, discreta y cómplice ya que sus retratos huían de la meticulosidad para ensayar otro tipo más intimo y romántico, resaltado a través de sus enfoques suaves (soft focus) y extendiendo el registro con un contraste de claroscuros  que transmitían de una manera más fiel, el aspecto biográfico de sus personajes retratados. Margaret Cameron, tía abuela de la célebre escritora Virginia Wolf, está considerada como una verdadera pionera de la fotografía; la primera mujer en esta profesión que merece ostentar el título de artista fotográfica. Sin embargo, el hecho de ser mujer, es lo que la reviste de importancia puesto que en esta época victoriana, caracterizada por una visión social con acentos misóginos, el que una mujer se dedicara a la fotografía de la manera en que ella lo hizo, constituía un insulto, casi una herejía. Nacida en Ceylan en 1815, en el seno de una familia de diez hermanos, fue educada en Francia hasta los 19 años, edad a la que volvió de nuevo a la India.Vivió en este país hasta los 33 años, luego se traslado con toda su familia a la Isla de Wight en Inglaterra. En una oportunidad, con motivo de la partida de su marido a un viaje largo de trabajo, su hermana le regaló una cámara para apaciguar su soledad. Este hecho es de una significación capital, ya que  Julia, que contaba para entonces con 48 años cumplidos, pudo dedicarse con tiempo de sobra a registrar con su cámara, tanto a sus familiares como a los vecinos más cercanos. Convirtió un galpón de carbón en un improvisado laboratorio y un cuarto de niños en su estudio personal. Obligaba a sus retratados a posar por largos periodos de tiempo, ataviados con ropas extravagantes, para así poder registrar el tono adecuado que ella buscaba en sus retratos, procesados en su laboratorio con el procedimiento químico conocido como placas de colodión, aprendidos con el asesoramiento de su amigo Sir John Herschel. Ella es la autora de uno de los retratos mas famosos que se le hiciera al investigador naturalista Charles Darwin. Murió en Ceylan en 1879.


                        



¡Manos fuera, sin perturbación!

El protagonismo de la mujer como ente liberador y generador de ideas y como expresión de una sensibilidad ligada a lo social y a lo artístico, aunque ingente, ha sido reconocido en el ámbito de la fotografía, de una forma tardía. De manera que, afrontar una perspectiva de la historia de la fotografía bajo la óptica femenina, resulta comprometedor aunque se justifica por el contraste entre la valiosa aportación de muchas artistas y en la escueta representación de mujeres en esta disciplina. El género fotográfico, en todas sus vertientes y múltiples expresiones, sigue siendo dominado por hombres. No obstante, la presencia de la mujer, aunque escasa, ha marcado una huella significativa e indeleble para registrar momentos importantes en la historia contemporánea. Fue esto, precisamente, lo que motivó al prestigioso museo de Nueva York conocido como el MOMA a organizar en el pasado septiembre del año 2010, una muestra colectiva fotográfica sin precedentes: Imágenes tomadas por Mujeres: una historia de la Fotografía Moderna”. En esta exposición, se apreció de forma tangible, la particularísima visión fotográfica que poseen las mujeres cuando enfocan su objetivo: la atención especial a dramas cotidianos y una empatía con los personajes que aparecen en sus fotografías. En esta perspectiva destacan las imágenes de las familias inmigrantes del sur de E.E:U.U. y sus condiciones de miseria padecidas a raíz de la depresión económica que sufrió esa nación en los años 20. Este ensayo pertenece a una de las más premiadas y admiradas documentalistas de América: Dorothea Lange (1895-1965)
En efecto, esta inquieta mujer viajó por el mundo registrando las condiciones de vida de numerosas sociedades. Uno de sus trabajos mas difundidos, aparte del trabajo que realizó para la Farm Security Administration, es el realizado en los años 40 durante la guerra en los campos de refugiados de americanos en la nación japonesa. Con respecto a su método de trabajo ella solía decir: “Mi enfoque se basa en tres consideraciones: en primer lugar, ¡Manos Fuera! aquello que yo fotografío ni lo perturbo, ni lo modifico ni lo arreglo. En segundo lugar; busco un sentido del lugar, del ambiente donde ocurren los acontecimientos… y por último trato de dar un sentido del tiempo en que ocurrió lo acontecido”

Dorothea Lange photos




                         


El canto de los Freaks

Con una visión radical y oscura y una mirada sobre aspectos psíquicos y fenomenológicos que muchos calificarían de perturbadora y morbosa, Diane Arbus (1923-1971) también abordó el aspecto documental de la fotografía pero esta vez su enfoque se centraría en los que los sociólogos llamarían “excluidos de la sociedad”: Freaks(fenómenos de circo), Enfermos mentales, enanos, gigantes y familias disfuncionales. Su acercamiento a la fotografía estuvo motivado, entre otras razones, por traumas sufridos por ella en su etapa de niñez y adolescencia y que, soterradamente, invadieron su imaginación y alucinaciones, que se presentaban a menudo en sus sueños nocturnos. Precisamente esto es lo que destaca de sus fotografías: ella centra su ojo en los aspectos ocultos y extraños de las personas que los demás rechazan o se rehúsan a ver. Por esta razón ella sostenía sin ambages: “Quiero producir temor y vergüenza en el espectador”.
En la exposición del MOMA, mencionada anteriormente, la visión de la denuncia social también fue representada con los trabajos de Martha Rosler (Nueva York, 1943) una fotógrafa contemporánea que ha centrado su interés en la problemática del urbanismo, de los aspectos sociales de la mujer y la influencia negativa de los medios de comunicación modernos. Rosler inició sus primeros ensayos fotográficos en los años setentas que consistían en fotomontajes. Introdujo para esos años, elementos disonantes (figurillas de militares, objetos cotidianos, destrozos de la guerra, etc.) en representaciones de epifanías que evocaban las visiones torcidas y acartonadas de los hogares de clase media y alta americanos, influidos por la dominación de la televisión y

                                    Diane Arbus en el central Park de Nueva York.


los mass media como los denominó el catedrático canadiense Marshall McLuhan. También en esos años de cambios y protestas sociales, emergen figuras como Louise Lawler que, en correspondencia con los trabajos de artistas como Sherrie Levine y Cindy Sherman, adoptan la fotografía como un medio de expresión crítica para cuestionar la función social del arte. Su enunciado de principios es todo un manifiesto: “Estamos en contra de la utilización por parte de la élite económica y política de la obra artística como legitimadora de una noción tradicional de la historia como concepto inamovible y monolítico que refuerza las estructuras de poder y el discurso de autoridad de las clases dominantes”.
En conclusión, La  visión de denuncia de los hechos sociales y determinantes que marcan a una sociedad y que la conducen por “una espiral de decadencia” es la razón prima que mueve a las fotógrafas alrededor del mundo para enmarcar sus ensayos y denuncias. Sin embargo, según la mayoría de los críticos como el periodista británico Simón Schama, esta visión de la fotografía comienza a dar vueltas sobre si misma ya que la pluralidad de enfoques diversos, algunos de ellos sin conexión aparente, hace que se pierda la concepción de la esencia conceptual. Quizá el único nexo en común sea  el simple hecho de representar una minoría, en medio del universo fotográfico dominado en su gran mayoría por la visión masculina. De hecho hoy en día, de los 80 fotógrafos que componen la nómina de la gran agencia Magnum, solo 7 son mujeres. Y eso ya es un gran logro. No obstante, el otro ojo del animus fotográfico persistirá para adentrarnos en un universo singular y pletórico de poesía y drama, conjugados en una misma fórmula. Esa es la característica básica de la complejidad femenina, tanto en el arte como en la vida cotidiana.



                                                                        Diane Arbus

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